Tuesday, October 26, 2010

Visita al Hades


 
Por Rose Mary Salum

Autor : Tanya Huntington Hyde,
Título: El regreso / Return
Editorial:  Literal Publishing / Motín poeta,
País: México / Estados Unidos,2009.

El poemario de Tanya Huntington Hyde cuenta, a lo largo de sus páginas, un viaje heroico al más puro estilo de Joseph Campbells y su libro El héroe de las mil caras. La fórmula representada en los ritos de iniciación: separación-iniciación-retorno, se pueden palpar de forma muy concreta en este libro desde el primer poema, el cual, ya contiene, y ha trazado específicamente, un descenso hasta los estratos más ínfimos del ser –al que se vuelve y se re-toca asiduamente:

 
Es aquí donde yo, ave madrugadora,
comienzo mi descenso con el resto de la
[parvada.
“Danos hoy la lombriz de cada día”
rezamos, las cabezas inclinadas,
las manos sujetando pasamanos eléctricos.

El objetivo final, sin embargo, no es el descenso, la vida subterránea del Hades, pero sí una visita que promete explorar los estratos fundamentales del individuo. Es bien sabido que estos viajes están determinados por elementos de la vida cotidiana y despojados, debo añadir, del glamour de los símbolos arquetípicos de los cuentos de hadas que tienen la capacidad de lanzar a cualquier persona al inframundo; o al menos así sucede en este trabajo, como lo puede llegar a ser una parada en la estación de Copilco. Son justo estos elementos extraídos de la cotidianidad los detonadores de un éxodo tan inesperado como las grietas que se abrieron en la tierra para devorar a Perséfone. Las metáforas que se desarrollan en lo “Subterráneo” (título además de la primera sección de este libro), están pobladas de personajes que acompañan este recorrido y que sirven como guías o, por el contrario, de figuras engañosas que divierten la atención del que lo transita como los adanes y evas del poema Eugenia o el ciego que les habla. Son símbolos inequívocos de esta iniciación que avanza a fin de contrarrestar aquellas otras fantasías humanas que constantemente la regresan al pasado. De forma similar a la tragedia griega, este poemario celebra el misterio de la destrucción y el renacimiento. La trayectoria del héroe mitológico, nos explica Campbells, puede ser incidentalmente concreta, pero fundamentalmente es interior, y se desdobla en una zona donde se vencen oscuras resistencias, donde viven las fuerzas olvidadas y perdidas por largo tiempo y se preparan para la transfiguración del mundo. En silencio absoluto, el rey Hades gobierna sobre sí mismo y sobre el inframundo.

 Como cualquier guardián o carcelero,
trae un ruidoso llavero que se mece
en un lado de su ancho cinturón.
Hades debe admitir que su show está muy
visto.
Mucho tiempo ha pasado desde
la “Doncella Desaparecida”,
bañándose en un límpido riachuelo,
o encaramada entre sombreados granados.

Esta travesía promete llevarnos al ombligo del mundo, ese mundo propio que habita en conjunción y de forma paralela con el mundo exterior. En el caso del poemario que nos ocupa, la historia adquiere varios niveles de interpretación justo por la unicidad de la trayectoria que se recorre a lo largo de Copilco, Miguel Ángel de Quevedo, Viveros, Coyoacán, Zapata, División del Norte, Eugenia, Etiopía, Centro Médico, Hospital General, Niños Héroes y Balderas. Tanya Huntington, además de coquetear con ciertos lugares históricos de la ciudad de México, haciendo de ese camino parte de su propia historia, nos ofrece una fresquísima visión de una ciudad francamente infernal por caótica. Son los ojos de la autora que nos guía y obliga a volver la mirada hacia ese mundo que a diario es contemplado con asombro.

Las subdivisiones siguientes presentadas en este libro moldean esa íntima travesía abriendo espacios para el recuerdo y la búsqueda original. Así, “La frontera del sur”, “Autorretratos” y “El regreso” insinúan el estado interior y el camino necesario que como Perséfone ineludiblemente se recorren una vez que se ha tragado el grano de mostaza, y en el camino de regreso, se vuelve al mismo lugar y se le conoce “por primera vez”.

¿Por qué será que sospecho
que si volvieras a hacerlo todo de nuevo
no cambiarías nada?
Porque el arrepentimiento es vano:
tanto como lo que es, es
lo que fue, fue.





 

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