Por Nilo Espinoza Haro
Autor: Isaac Goldemberg
Título: Acuérdate del escorpión
Editorial : Universidad Inca Garcilaso, Lima, Perú,
Año: 2010
“La muerte no tiene dientes: se ríe con la encía pelada”
Oscar Hahn.
Desentrañar dos misteriosos asesinatos —el de un ex capitán del ejército japonés durante la Segunda Guerra Mundial y el de un “kapo” judío— es el encargo que, al empezar junio de 1970, recibe el capitán de la policía Simón Weiss, de 35 años, judío alemán nacionalizado peruano y que es secundado por el teniente Katón Kanashiro, nacido en Lima y descendiente de inmigrantes japoneses. La indagación transcurre en seis días, dentro de una atmósfera inquietante y opresiva: el país está gobernado por una dictadura militar y vive las secuelas de uno de los más catastróficos terremotos del que se tenga memoria.
Esa atmósfera también está cargada de más componentes harto significativos. Por lo pronto veamos tres. Primero: los dos asesinatos se cometen casi al mismo tiempo, tal vez antes o durante el terremoto. A muy poca distancia uno del otro, en el Centro histórico de Lima, cerca del jirón de la Unión. Vía preñada de mucha significación para los peruanos, sobre todo si se recuerda que Abraham Valdelomar —notable poeta, cuentista y dramaturgo nacido en una provincia peruana al igual que el poeta, novelista y dramaturgo Isaac Goldemberg Bay— en los años veinte del siglo pasado sostuviera: “Segundo: al mismo tiempo que se realiza la investigación, se desarrolla el campeonato mundial de fútbol en México y en él, después de mucho tiempo, concitando gran atención de sus paisanos, participa con muchas ansias de brillar la selección del Perú. Y tercero, examinemos lo siguiente: el título de la novela nos remite al recuerdo de un escorpión. No cualquier escorpión. Con precisión, al de la fábula El escorpión y la rana que algunos atribuyen a Esopo y otros a una tradición japonesa y cuya moraleja es que “no trates de engañarte con los demás al creer que son o pueden ser otros y menos engañarte a ti mismo de quién eres”, citada constantemente por el capitán Weiss —que de niño padeció los horrores al estar preso en un campo de concentración nazi y allí ver morir ejecutados a sus padres; adicto a la cocaína, al opio, putañero y entusiasta cultor del “vals peruano”, llamado también “vals criollo” y de los boleros— es la brújula no solo de su indagación, sino de su existencia.
El relato, en tono de melodrama desde la primera línea y hábilmente dosificado, avanza como un torbellino. Los crímenes de la novela suscitan un espanto al poner de manifiesto la locura que los produjo y acompaña. Por ello, si bien se ocupa de realizar el acopio de detalles, revela caracteres. No solo de los asesinos, sino de los que efectúan la investigación. Es que lo oculto, el enigma o enigmas a resolver, no está en las cosas sino en las personas y las personas no tienen caras sino caretas.
Una novela negra a fin de cuentas desvela un discurso sobre lo oscuro, abominable y desconocido de una sociedad. Reconstruye subjetivamente una realidad que fue deliberadamente rota y escondida. Lo realiza teniendo en cuenta la lógica, los sueños y todo aquello que está fuera de lo racional. De ahí que, sin descuidar lo estrictamente policial, vaya más allá. Implícitamente, en interlíneas igual que la kábala, revela muchas cosas absolutamente sustanciales pero sujetas a múltiples interpretaciones. Es el caso de Acuérdate del escorpión, cuarta novela de Isaac Goldemberg Bay que, por su prolífica y valiosa obra como poeta, novelista y dramaturgo, figura entre los más brillantes y reconocidos hombres de letras de Latinoamérica.
Según la laureada escritora mexicana Margo Glantz, es un “libro delirante, paródico, eficaz, reúne todos los estereotipos del género y rinde homenaje a sus antecesores, tanto en la literatura como en el cine. En un muy breve espacio y con gran velocidad, y gracias a su memorable y cocainómano protagonista”. Además, y para finalizar esta breve reseña, el melodrama policial negro Acuérdate del escorpión, tal como ha señalado Mempo Giardinelli —magistral cultor de la novela negra en Hispanoamérica— tiene “una trama jugosa y fascinante” y en ella “vuelven a brillar la imaginación y la prosa firme de este gran escritor peruano que es Isaac Goldemberg”.
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